miércoles, 6 de octubre de 2010

Rosas Caninas

El rosal silvestre es un arbusto sarmentoso de 1 a 3 m. de altura, con los tallos armados de aguijones corvos y reflexos, punzantes.
Las hojas están sostenidas por un rabillo al cual quedan adheridas dos estípulas, una a cada lado; se componen de dos o tres pares de hojuelas, más una, impar, en el extremo, de figura aovada o elíptica, dentadas o aserradas en los bordes.
Las flores, sostenidas por sendos cabillos, forman a modo de una urna, en cuyo borde superior nacen los cinco sépalos, que son desiguales, porque unos tienen barbas o lacinias, y otros, no, reflexos después de marchita la flor.
La corola se compone de cinco pétalos anchos y escotados en su extremo, del color que llamamos precisamente, de rosa, intenso o casi blanco, si no blanco del todo, según las plantas. La urna que trae el cáliz persiste largo tiempo, se agranda, se vuelve carnosa y, al paso que cambia de color y se enrojece, madura dentro de sí los fructículos del rosal, que son duros como huesecitos.
La urna madura tiene figura elipsoide o es algo redondeada o a manera de peonza, según las variedades de esta especie, y se llama escaramujo o tapaculo. Como dicen los franceses: Il n'est si belle rose qui ne devienne gratte-cul, que podría traducirse así: No hay rosa que no acabe en tapaculo. Aunque ya tiene Castilla su equivalente castizo: De un capullo se espera una rosa; de una rosa, maldita la cosa.
Esta fruta roja de toda casta de rosales tiene la superficie interna tapizada de pelitos rubios, rígidos y quebradizos, la picapica, los cuales, cuando se introducen al descuido entre la camisa y la piel de cualquier rapazuelo, producen endiablada comezón. La misma, según cuentan, que se siente en torno al orificio anal cuando, habiendo comido escaramujos, los propios pelitos, después de salvar incólumes todos los peligros de las vías digestivas, se despiden así de su huésped.
El nombre de gratte-cul de los franceses, lo mismo que el de gratacul, de los catalanes, y el de escarbaculo, recogido por Loscos y Pardo en Aragón, deben de aludir a la indicada facultad de la picapica.
Hemos dado una descripción sucinta del rosal silvestre, que cuadra a cualquiera de las innumerables estirpes que pueblan la Península y gran parte de Europa, porque nada hay tan variable como estos rosales bravíos, de flores sencillas, que se dan sin cultivo en el monte.
A veces, sobre las ramas de este rosal se forman unas masas redondeadas, esponjosas, como una pelota de musgo, de color verdeamarillento o rojizas, que son producidas por la picadura de un insecto. Cortándolas, en su parte central se observa un núcleo relativamente pequeño, duro, dentro del cual se desarrollan las larvas del insecto, llamado Rhodites rosae y la masa redondeada, en conjunto, es el bedegar
Florece en mayo, si no antes en los tempranales, y todavía en julio pueden verse rosales floridos en las montañas.
Se cría en los setos y ribazos, así como en las laderas con poco o ningún arbolado, de tierra baja y de las montañas poco elevadas de todo el país.

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